Vértigo, 1958
Perdóname Hitchcock porque no me gusta.
No sé ni que sinopsis poner a la película. A ver, la
película tiene dos partes completamente diferencias, una donde un hombre se
enamora de una chica y la pierde, y otra donde la ve por todas partes y se vuelve
loco.
Por esta razón, considero que el filme tiene muchas luces y sombras.
Alfred Hitchcock, el amo del suspense, nos ofrece una primera
parte llena de emoción, de tensión y ese quiero saber; que solo él nos sabe
dar, se rompe con una segunda parte lenta y densa, dónde nos quiere volver
locos (tan locos como al personaje), pero a mí me desconcierta y no me deja
lleno de dudas. No disfruto, realmente no disfruto con el relato. No aguanto lo
que me narra, no aguanto la poca verosimilitud que tiene, en mi opinión, la
historia. Sí que tiene, al menos, la atmósfera digna de una película de Alfred.
Los mejores puntos de la película es la parte técnica como tal. Es realmente
interesante los juegos de luces, los movimientos
de cámara planificados hasta el detalle (como el travelling en la habitación o
la famosa escena en el campanario). Tiene unas imágenes que te absorben en la
profunda locura y desazón sentimental del protagonistas aunque, estaban mejor
realizadas en <<Recuerda>>.
Hitchcock, hace su trabajo, él narra la historia se puede seguir, se entiende,
pero no me convence, el fallo es la historia, con la que voy ahora mismo.
El guión de Alec Coppel y Samuel Taylor es una adaptación de
una novela (no he tenido el gusto de leerla) La trama es compleja, de acuerdo,
la hacen fácilmente seguible y razonablemente sencilla para la locura que
podría llegar a ser, siendo un filme que habla tanto de los sentimientos, de
los pensamiento, etc. El fallo, repito, EL FALLO, es la forma de desvelarnos el
intríngulis de todo. Me explico; el guión avanza, se enreda, se resuelve, se
complica y finalmente explota sin más dilación se remata con una explicación
rápida y sencilla la cual rompe con toda cordura y, vuelvo a remarcarlo,
verosimilitud que podría tener la historia. Es verdad, hay diálogos correctos,
frases lapidarias, toques de humor totalmente del estilo del directo, unos
personajes bien definidos y una historia de amor, bueno, con sus locuras, al
estilo carpe diem. Todo forma un conglomerado, una estructura que no se soporta
una sobre la otra, ya que no terminan de casa. No hay una conexión entre ellas,
salvo que fuese una historia fantástica y/o una historia mucho más surrealista, algo que en ningún momento intentan que sea.
James Stewart está soberbio, cambia de cuerdo a loco de una manera
gradual y maravillosamente perfecto. Siempre, digno y bien elegante te dejas
llevar con su locura. La señorita Kim Novak, está guapísima como siempre, no
transmite tanto como Stewart (tampoco el papel le deja), pero actúa
correctamente. Sabe que tiene que hacer.
Venga me detengo aquí y hablo, de los grandes movimientos de
cámara, del uso del color, del uso de la luz, de los títulos de crédito,
incluso de la BSO, podría hablar horas y horas de como Hitchcock nos vuelve
locos con sus juegos y movimientos…, ojalá, ojalá que todo esto hubiera ido
acompañado de una buena historia entonces sí, tendríamos un películas.
En definitiva tenemos un filme que técnicamente es fastuoso
e increíble, con una historia que deshonra toda la técnica vertida en la
película. Al menos entretiene.
Puntuación: 5/10
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