¿Dónde está mi cuerpo?, 2019
La magia del dibujo.
El estilo tan personal que tiene esta historia hace que las personas que son capaces de conectar con él encuentren elementos tanto bonitos como naturales. Es un relato que va del melodrama a la fantasía, enredándose por medio en una comedia romántica. Lo cuál a priori parece que no funciona por separado, pero sí lo hace en el conjunto global de la película.
Si bien es cierto, el tema, es decir, la línea genérica de la historia, tiene sus grandes peros. Por ejemplo, las secuencias hechas por y para los amantes de la lágrima fácil, y situaciones que son demasiado densas o muy llevadas al extremo para que tengas un debate interno y decidas tú por quién debes sufrir. Para eso, y esto es algo bueno que encuentro, tiene el género fantástico como base; para que esas secuencias se encuadren de forma homogénea con el resto.
La realización genera unas imágenes muy bonitas, además de una coherencia visual que salta entre las líneas temporales uniendo, sin ningún pudor, todo el universo y dándole veracidad a la historia.
No es que tenga la mejor animación de Pixar o quiera ser lo más realista posible. Tiene la animación que debe tener. La animación es perfecta para la historia (esto lo podríamos decir si se hubiera hecho en real life, pero al hacerse en animación... Se salva).
Lo que sí es cierto, es lo poderosa que es su banda sonora. Es el toque final. La última pata. Las sensaciones e incluso los sentimientos que se transmiten solamente a través de las notas de esa banda sonora. Es de esas bandas sonoras que se te quedan y cuando luego lo escuchas en tú habitación puedes recordar cada frame de la película.
En momento podremos pensar que es una película muda, aunque no debemos olvidar que el cine es un arte visual y que los diálogos son meros acompañantes.
Por lo que, os dejo que disfrutéis con esta genialidad.
Puntuación: 8/10
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