Blade Runner 2049
Primera contra segunda y segunda contra primera.
Si Leonardo Da Vinci hubiese hecho una secuela de La
Gioconda, sería una escándalo que fuera mala.
Si Beethoven hubiese hecho una continuación de su quinta
sinfonía, sería intolerable que fuera mala.
Si Ridley Scott hiciera una secuela de 'Blade Runner', sería
terrible que fuera mala.
Pueden respirar aliviados, 'Blade Runner 2049' no es una
mala película. Al revés, es una secuela muy lúcida, bien hecha y respetuosa de
su antecesora, hasta el punto de no saber cuál de las dos es mejor. Aquí hay un
debate abierto. Habrá quien prefiera la primera y habrá quién prefiera la
segunda, y habrá a quién le guste las dos.
Hacer una secuela de Blade Runner era arriesgado, pero se
podía hacer porque la primera fue un fracaso, aunque el tiempo la puso en su
lugar, pero para que saliera bien era necesario contar con el mismo equipo o al
menos un equipo igual de solvente que el de la primera.
Y así ha sido, Denis Villeneuve puede estar contento con el
trabajo que ha hecho y Roger Deakins más que contento con el suyo.
A la primera de Blade Runner le faltaba más. Ese universo no
acababa de estar explorado del todo, y de ello se encarga esta secuela rodada
con muchísimo cuidado, gran perfeccionismo y teniendo muy en cuenta la
filosofía de la primera, una filosofía en la que se puede bucear y llegar a
donde se quiera.
El resultado es una cinta que funciona como producto
independiente y que completa a la primera.
Habrá que esperar para ver si es una obra maestra, que por
lo pronto lo es, o una gran película alejada de la primera, que también podría
serlo.
Tenemos más de cuatro años de vida, así que podemos esperar.
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