Hincame el diente, 2010
Sin faltar al respeto
Cuando se hace una película, muchas veces lo que se escribe,
lo que se planifica, lo que se rueda y lo que se monta pueden ser cuatro cosas
totalmente distintas. De la imaginación a la realidad puede haber años luz.
Ahora bien, una película fallida tiene un trasfondo loable,
se puede apreciar que las intenciones eran buenas, se puede ver ganas de contar
una historia con entusiasmo, se puede ver un punto de partida original o
curioso, se pueden ver una gran cantidad de buenas intenciones pero que, por
determinados motivos, no ha salido redonda.
Esto no pasa con “Híncame el diente”, una película que roza
o entra directamente en la falta de respeto. En no entender que un espectador
es una persona que paga por ver un producto, divertirse, emocionarse o
reflexionar, y que está invirtiendo un tiempo en ello.
“Híncame el diente” repite por antonomasia la fórmula de
“Scary movie”, parodiar un determinado tipo de película con gags irregulares o directamente
malos.
Pues bien, esa fórmula llevo décadas quemada y, como es
lógico, no funciona y esa intención en parodiar las películas de vampiros
adolescentes acaba siendo una sucesión de supuestos gags sin ninguna gracia y, por
supuesto, olvidándose de una cosa llamada “trama”.
Una pena porque, aunque el punto de partida es sencillamente
imposible o ya estaba quemado antes siquiera de escribir el guion, la película
cuenta con una factura técnica seria o todo lo seria que le dejan los
responsables de la película a sus técnicos.
Las interpretaciones son sencillamente insuficientes, pero
no es culpa de los actores. Un actor con un buen guion y unos buenos ensayos,
puede lograr ser brillante en la pantalla. Esta tiene unos actores con un guion
(Me está pareciendo mucho llamar “guion” a eso) lamentable, que parece que les
han dicho que se lo tomen en serio para que resulte más cómico en la pantalla, y
cuyo único resultado es lo contrario.
Una cosa admirable de los responsables de este bodrio faltón
es que es difícil que una película de una hora y veinte minutos resulte
aburrida. Precisamente, el ritmo tendría que ser muy ágil y por lo tanto muy
entretenida. Pues no.
Eso es posible si se cuenta con una trama, una lógica y un
guion más o menos redondo. Ninguna de estas tres cosas está en la película.
“Híncame el diente” hinca el diente a la inteligencia del
espectador, a su tiempo y a su bolsillo, dejando una sensación de pérdida de
tiempo, posiblemente de dinero y la sensación de haber sido insultado.
Gerardo Fernández Ramos
Puedes encontrar la película para disfrutarla en casa aquí:
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