Julieta, 2016
Una madre desgarrada de dolor escribe un diario a su única hija donde la cuenta la
verdad sobre sus vidas.
Almodóvar,
el señor Pedro Almodóvar, siempre es un director controvertido, no hace
películas para todos ni para un público ya fiel a él, él hace las películas que le da la gana y las cuenta como le gusta contarlas. Por eso recibe tantas
críticas, e incluso a veces es tan despreciado por una índole intelectual. Yo mismo hay
películas que no entiendo de este genio, pero aún así asumo que es director
brillante, un director visualmente potente y sobrecogedor, que no tiene miedo a
mostrar nunca nada y, que si no lo muestra, es porque no le parece interesante.
Una vez hecho este alegato, hablemos de su última creación: Julieta. Julieta nos
devuelve un Almodóvar maduro visto ya en "La piel que habito" o en "Volver". Lo que le hace diferente aquí es la forma de
narrar, no necesita loa elementos más almodovarianos vistos hasta la fecha (algo muy sórdido, un suceso impactante, un gag que nos estalle la cabeza y
pensemos madre mía), no, en esta utiliza recursos muy básicos pero de manera efectiva. Con Almodóvar casi nunca se puede separar el guión de la dirección, este es uno de los casos
que van juntos, la forma en que está escrito el guión reclama esa dirección
visual, esa forma de recrear los ambientes o la Galicia de hace años.
El guión es una adaptación (al parecer) bastante libre de tres relatos de Alice Munro, y aun así, me sigue pareciendo un guión completo. Tiene elementos que le encantan a Almodóvar, pero lo bonito del filme es que no requiere de ellos para que tenga sentido, es decir, si los elimino de la película y genero otros me sigue siendo válido el contexto.
Está muy bien creado, los flashbacks encajan perfectamente y crean una temporalidad con la cual es imposible perderse, es bastante lineal aunque a priori no lo parezca. Repito: A priori.
Actores,
bueno actrices de nivel conducen esta película. Cargan mucho sus hombros, el
peso de la película se lo reparten Emma Suárez y Adriana Ugarte con una
solvencia soberbia. Estas dos actrices recrean tan bien la historia, la viven
tanto, actúan tan bien, que Almodóvar puede prescindir de otros elementos y
dejarles a ellas que posean toda la película. Cada vez que están en pantalla la
llenan y, cuando no están, las echas de menos. Cada una en su nivel, por su
puesto, pero no destaca ninguna sobre otra, llevan bien el papel y como cada
una recrea un
personaje en una época distinta, no pisan al personaje, sino que lo elevan y crean esa complejidad que busca su director. Aunque en esta película la gran secundaria que destaca sobre todas las cosas es Rossy de Palma, está fantástica, se cree su personaje, lo hace suyo, parece ella misma, que no ha necesitado ni una línea de guión. De sus mejores actuaciones sin dudarlo.
En el
apartado técnico no hay elementos reseñables o que se te queden en la retina,
como una pared roja inmensa, elementos de leopardo o escenas sórdidas. El filme
está bien generado y tiene una fotografía correcta que crean la atmósfera
adecuada para recrear tanto esos años 80 como la actualidad más intransigente.
Como
comentario genérico, el filme es redondo. No te llevarás a casa nada
específico, es más, te llevas la sensación de un drama profundo y duro, nada
de llorar, ni de estar por los suelos, sino de comprender que el mundo es
duro, es así y sin más, suceden hechos que te acercan más a esa dureza y que
está en tus manos resolverlos cuanto antes para avanzar y superar tus miedos.
Eso es lo más almodovariano.
Puntuación: 8/10
Puedes encontrar la película para disfrutarla en casa aquí:
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