Cartas desde Iwo-Jima, 2006
En parejas. (2/2)
Como
contamos en la anterior crítica, esta no es una simple secuela o un
insignificante spin-off. Es el complemento perfecto, el complemento que debe
verse sí o sí para comprender toda la complejidad que fue la guerra en el
Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
No se puede
(o no se debería) hablar de "Cartas
desde Iwo-Jima" sin hablar de "Banderas de nuestros padres"; y viceversa. Si ves una, estás
obligado a ver la otra.
Ambas dirigidas
por Clint Eastwood son totalmente distintas (luego explicaré).
Como
observaréis aquí desgranaremos "Cartas
desde Iwo-Jima", la versión nipona de la guerra.
Clint
Eastwood, no nos cansaremos de decirlo, hace bien su trabajo en contar la
guerra desde las dos versiones. En esta "segunda parte" dirige un
filme completamente realizado en japonés en su versión original, lo cual ya
deja claro sus intenciones sobre qué quiere hacer con la película. Su forma de
narrar no es la típica de este tipo de filmes, como os llevo diciendo un buen
rato. Creo que una forma muy buena de contar la historia es que no hay
NAZIS, entonces se puede quitar de en medio todo lo referente a judíos, lo que
deja al espectador más "amenazado" porque no sabe con quién ir ya
que ambas partes luchan por causas que creen nobles y decentes. Es lo grande de
estas películas bélicas, que se pueden explorar mucho más los sentimientos del
"enemigo" o, incluso, equivocarte de bando según avanza el filme.
También es verdad que pocas veces se ha tocado este lado de la guerra, y sorprende lo cruda que llegó a ser.
En esta
película, Eastwood mama del cine de oriente a más no poder, da un aire muy
tranquilo y sosegado, no tiene prisa, pero avanza siempre hacia adelante. Lo
cuenta todo, muestra todo, tal vez porque son japoneses (en "Banderas de nuestros padres" se
corta un poco más), pero es maravilloso cómo él nos narra esta historia en la
que no hay héroes ni vencidos, solo personas con sus inquietudes, sus
virtudes, etc. Nunca habías visto un japonés de esta manera y es increíble.
A cargo del
guión están Paul Haggis (Crash, 2004)
e Iris Yamahsita un novel en esto, que está para darle ese aire asiático al
filme.
Haggis sabe cómo contar historias diferentes, y esta historia de guerra es diferente. Se cuenta con ternura y empatía. Todo en ella, cada momento, desarma al espectador que no sabe qué hacer ante tanto dolor y sufrimiento.
No se pone a nadie más malo o más bueno, por decirlo así, si no simplemente se cuenta lo que pasó (o lo que se sabe que pasó). Algo de agradecer.
Haggis sabe cómo contar historias diferentes, y esta historia de guerra es diferente. Se cuenta con ternura y empatía. Todo en ella, cada momento, desarma al espectador que no sabe qué hacer ante tanto dolor y sufrimiento.
No se pone a nadie más malo o más bueno, por decirlo así, si no simplemente se cuenta lo que pasó (o lo que se sabe que pasó). Algo de agradecer.
Como le ocurría a su hermana mestiza, en este filme, como el elenco, es muy coral, nadie destaca por nada, están para contar las historias, se defienden hacen su trabajo y se van para casa. En este caso, sí que destacaría al general nipón Ken Watanabe (Memorias de una geisha, 2005), que lleva el peso de la película durante una parte importante. Aunque en general es lo mismo que antes, no es que actúen mal, simplemente que el verdadero protagonista es la historia misma.
Destacar,
de nuevo, que se haya grabado en japonés, eso hace que el filme adquiere un
nivel más de autenticidad y de compromiso con lo que se está narrando. Y que
aquí sí que queda más claro todavía que la guerra nunca es el camino.
Como conclusión final de ambos filmes, se pueden ver como filmes
didácticos, en los que simplemente se intenta enseñar que la guerra no es
buena, ni de un bando ni de otro, que lo importa son las personas y que no
merece la pena tantas pérdidas.
Aunque es verdad que como películas independientes funcionan, es decir, que ambas se pueden ver sin necesidad de la otra (algo que sería un fallo), ya que si las ves por separado, parece que se le está diciendo a los japonés: "oye vosotros no hagáis la guerra que la perdisteis y sois los malos, y nosotros los estadounidenses somos la polla y podemos hacer lo que queramos". Para mí sería un fallo verlo así, ya que la conexión de ambas, el mensaje que quieren dejar sus autores es que la guerra nunca será buena para el ser humano.
Puntuación:
8/10
Puedes encontrar la película para disfrutarla en casa aquí:
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