El crack, 1981
Nace una manera de narrar.
Garci se inspira en el cine negro y en el policíaco clásico estadounidense, para darle cuerpo y carácter patrio a este sublime filme.
No es ser presuntuoso, es ser realista. Esta película puede llegar a marcar un antes y un después en la cinematografía española, al menos en el género "thriller".
Si bien es cierto, he dicho que tiene esa inspiración del cine negro, dado a sus personajes tan arque-típicos y que tienen siempre una función, un destino, una finalidad ineludible, por mucho que intenten evitarlo.
Aún así, aún siendo una película que se acerca mucho a un género específico, marca una nueva corriente, generando tramas y situaciones que no son las clásicas en este tipo de filme.
Además, al abordar los temas de actualidad del año '81, que nadie antes había tratado en otras producciones, Garci convierte a esta película en rompedora marcando una tendencia y una nueva era en el thriller español.
Lo importante es la forma de narrar y la forma en que el señor Garci planta la cámara y distribuye a los personajes en el set. Son secuencias fluidas y no por ello excesivamente fragmentadas o con muchísimos planos. Usa los planos según su necesidad específica narrativa, sin un sobre uso de elementos o recursos que funcionen. Esto hace que, finalmente, la narración siempre fluya hacia adelante y, lo que es mejor, la trama sobre el papel podría parecer difusa o algo complicada de entender, pero gracias a los elementos citados se consigue que visualmente sea potente y, con los recursos necesarios, nunca pierdes información que debe ser útil en siguientes escenas.
Todo esto además, está capitaneado por Alfredo Landa, un magnífico genio de la actuación que con su apariencia ataráxica, inexpresiva; genera una tensión sin igual. Por otro lado, cumple la tradición de los grandes actores "buenos". La teoría (casi es una regla) marca que si estás encasillado en ser el "bueno", el "héroe", cuando te den un papel para hacer de "malo", lo harás maravillosamente y te terminarás de consagrar. Es cierto, que aquí Alfredo no hace de un personaje malo clásico, pero sí que es cierto que no es el arque-típico de buenísimo que venía haciendo en su trayectoria. Lo que denominaríamos hoy día como el antihéroe.
Ahora, por favor, disfrutad muchísimo de la fotografía de esta película. Está tremendamente bien fotografíada. La imagen de Madrid, transciende la pantalla y consigues situarte a principios de los ´80. El Madrid del principio de la movida. Increíble.
Puntuación: 8/10
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