15 sept 2021

Eva al desnudo

Eva al desnudo, 1950

El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras.

Sinceramente, increíble.

Todo un clásico cinematográfico, Eva al desnudo (o mejor dicho TODO SOBRE EVA) es una delicia. La forma en la que los personajes están compuestos y su evolución en la película... No es solo una película bien interpretada, es una película muy bien narrada. Hagamos un pequeño análisis.

Joseph L. Mankiewicz, un clásico director del Hollywood dorado, dirige y escribe esta gloria sobre Broadway de manera magistral. El guión, como motor y base es ya de por sí muy potente. Está muy bien escrita, el subtexto en cada una de las secuencias es latente y siempre deja ese poso de querer saber más, es decir, entiendes lo que ocurre, pero te encantaría que lo dijesen, que lo expresasen, pero el cine no es eso.
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El cine es visual y aquí míster Mankiewicz da una lección tras otra. Prácticamente todas las escenas son muy teatreras, algo muy difícil en cine, aunque al hacerse bien da muy buenos resultados. En este caso, aunque use planos muy largos, con mucha profundidad de campo y una iluminación muy <<televisiva>> (en el sentido de que prácticamente todo siempre está con luz) no importa; porque todo está compuesto para que los actores y la cámara se muevan por el set y transmitan esa verdad sobre la vida como pocas veces se ha conseguido. Ese montaje interno, ya no es solo preparación y querer jugar con el decorado, es transmitir al espectador que ese gesto, ese cambio de posición en el encuadre significa algo más, es decir, todo tiene su porqué y en este filme se entiende muy bien el trabajo de director. Magnífico.

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Dicho esto, aunque en la película se diga en alguna escena lo contrario, los actores y actrices no son solo marionetas de los directores, productores, etc. Aquí tenemos a una Bette Davis desatada, que se come la cámara con su simple presencia (su <<simple>> belleza). Cautivadora. Anne Baxter, como archienemiga no querría tenerla, porque siempre con el permiso de Bette Davis, está arrebatadora. El trío masculino, George Sanders, Gary Merrill y Hugh Marlowe, solamente pueden dar buenas réplicas a sus compañeras de actuación, porque eclipsarlas jamás. Mención especial a Thelma Ritter una de esas actrices secundarios míticas de Hollywood que siempre consiguen robar una escena (y una sonrisa).

Si la veis, no dejéis de maravillaros con la secuencia completa de la audición. Desde que llega Bette Davis al teatro hasta que Gary Merrill la abandona, toda esa secuencia larguísima, que se te pasa volando, es puro cine.

No dejéis de ver cine clásico. Muchas veces nos encontramos con lecciones de cine auténtico que, aunque otros directores repitan, siempre es mejor acudir a la fuente original.

Puntuación: 9/10

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