Nunca apagues la luz, 2016
Parecía la película de terror perfecta.
Efectivamente
parecía, después de un cortometraje revolucionario, ya que utilizaba algo muy
básico como generador de tensión llevado a largo, se queda corto (nunca mejor
dicho).
La película no dura mucho, y menos mal.
La sinopsis se condensaría en una familia americana desestructurada que es acosada por un ser demoníaco al cual deben vencer juntos.
Venga, vale, así contado parece que es la típica película de terror americana de una casa encantada, pero esa película no se queda solo en eso, intenta ahondar en problemas familiares, en lo malo que es la depresión o no entender a tu prójimo, aunque la verdad es que se queda corta.
La película no dura mucho, y menos mal.
La sinopsis se condensaría en una familia americana desestructurada que es acosada por un ser demoníaco al cual deben vencer juntos.
Venga, vale, así contado parece que es la típica película de terror americana de una casa encantada, pero esa película no se queda solo en eso, intenta ahondar en problemas familiares, en lo malo que es la depresión o no entender a tu prójimo, aunque la verdad es que se queda corta.
Su director, David F. Sandberg nos deslumbró con su cortometraje viral capaz de quitar el sueño a cualquiera. Aquí ha tenido sus comeduras de cabeza para crear espacios y situaciones donde jugar con su mejor truco el de apagar la luz e instantáneamente ver una sombra perturbadora. Es repetitivo, sí, pero no significa que no sea efectivo. Algunas se quedan cortas o demasiado monótonas, pero ahí estás con la tensión, con la cosilla de "¿qué pasará?" Además que tiene mínimo dos sustos claves que no te esperas, y eso es de agradecer siempre en películas de terror.
El guión va
de la mano del señor Sandberg y de Eric Heisserer (La cosa, 2011). No es un guión deslumbrante, aunque funciona como
película de terror. No tiene grandes monólogos de explicación, tiene el ritmo y
la explicación justa y necesaria para una comprensión tanto de los personajes
como del espectador (algo de agradecer). No utiliza recursos complicados, ni
nos cuenta algo excesivamente cargante que no tiene sentido, es una película de
terror con tintes sobrenaturales que se mueve en el mundo moderno, al cual no
tiene ningún miedo y no necesita nada más.
Eso sí, introduce el elemento de la
depresión como elemento nivelador para que no pensemos
que simplemente existe el monstruo, sino que está ahí por algo y alguien, no
queda del todo bien encajado, pero es otro elemento más que da forma a la
historia.
Su elenco no es demasiado complejo, pero utiliza actores solventes. La película se centra
en cuatro personajes y con eso se basta y se sobra, no necesita más, Teresa
Palmer (Memorias de un zombie adolescente,
2013), que hace de hija medianamente equilibrada que no sabe cómo ayudar a su
familia porque ella no quiere tenerla.
Maria Bello (Prisioneros, 2013), como viuda negra tiene un papelón, ya que
tiene que transmitir su angustia a través de una simple puerta. Gabriel Bateman
(Outcast (TV), 2016), que rompe el
tópico de niño miedica e intenta luchar contra el monstruo y se rebela contra
su madre para tratar de ayudarla y, finalmente, Alexander DiPersia, que se estrena en un filme
como novio justiciero que hará cualquier cosa por ayudar al amor de su vida.
Destacar,
poco tiene, pero lo dicho: los dos sustos que no son para nada los típicos, el
no mostrar nunca al monstruo al cien por cien, el sonido, no la música ni la
BSO, sino el sonido de pasos, respiraciones, movimientos…, es muy bueno, muy
bien logrado es, a su vez, otro elemento generador de tensión en alguna que
otra escena y, cómo no, el gran elemento aterrador que es apagar la luz y ver a
un ser que sabes perfectamente que no es de este mundo.
Lo dicho, un filme solvente, con buenos recursos, aunque me esperaba mucho más.
Puntuación: 6/10
Puedes encontrar la película para disfrutarla en casa aquí:
0 comentarios:
Publicar un comentario