29 ago 2016

Nunca apagues la luz

Nunca apagues la luz, 2016


El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras.

Parecía la película de terror perfecta. 

Efectivamente parecía, después de un cortometraje revolucionario, ya que utilizaba algo muy básico como generador de tensión llevado a largo, se queda corto (nunca mejor dicho).
La película no dura mucho, y menos mal.
La sinopsis se condensaría en una familia americana desestructurada que es acosada por un ser demoníaco al cual deben vencer juntos.
Venga, vale, así contado parece que es la típica película de terror americana de una casa encantada, pero esa película no se queda solo en eso, intenta ahondar en problemas familiares, en lo malo que es la depresión o no entender a tu prójimo, aunque la verdad es que se queda corta.

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Su director, David F. Sandberg nos deslumbró con su cortometraje viral capaz de quitar el sueño a cualquiera. Aquí ha tenido sus comeduras de cabeza para crear espacios y situaciones donde jugar con su mejor truco el de apagar la luz e instantáneamente ver una sombra perturbadora. Es repetitivo, sí, pero no significa que no sea efectivo. Algunas se quedan cortas o demasiado monótonas, pero ahí estás con la tensión, con la cosilla de "¿qué pasará?" Además que tiene mínimo dos sustos claves que no te esperas, y eso es de agradecer siempre en películas de terror.
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El resto del filme se desenvuelve de una forma correcta, sin demasiados giros, ni demasiadas petulancias técnicas, se desarrolla y muere el filme como nació, de una forma pausada, sin remordimiento alguno.

El guión va de la mano del señor Sandberg y de Eric Heisserer (La cosa, 2011). No es un guión deslumbrante, aunque funciona como película de terror. No tiene grandes monólogos de explicación, tiene el ritmo y la explicación justa y necesaria para una comprensión tanto de los personajes como del espectador (algo de agradecer). No utiliza recursos complicados, ni nos cuenta algo excesivamente cargante que no tiene sentido, es una película de terror con tintes sobrenaturales que se mueve en el mundo moderno, al cual no tiene ningún miedo y no necesita nada más.
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Eso sí, introduce el elemento de la depresión como elemento nivelador para que no pensemos que simplemente existe el monstruo, sino que está ahí por algo y alguien, no queda del todo bien encajado, pero es otro elemento más que da forma a la historia.

Su elenco no es demasiado complejo, pero utiliza actores solventes. La película se centra en cuatro personajes y con eso se basta y se sobra, no necesita más, Teresa Palmer (Memorias de un zombie adolescente, 2013), que hace de hija medianamente equilibrada que no sabe cómo ayudar a su familia porque ella no quiere tenerla.
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Maria Bello (Prisioneros, 2013), como viuda negra tiene un papelón, ya que tiene que transmitir su angustia a través de una simple puerta. Gabriel Bateman (Outcast (TV), 2016), que rompe el tópico de niño miedica e intenta luchar contra el monstruo y se rebela contra su madre para tratar de ayudarla y, finalmente, Alexander DiPersia, que se estrena en un filme como novio justiciero que hará cualquier cosa por ayudar al amor de su vida.
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Destacar, poco tiene, pero lo dicho: los dos sustos que no son para nada los típicos, el no mostrar nunca al monstruo al cien por cien, el sonido, no la música ni la BSO, sino el sonido de pasos, respiraciones, movimientos…, es muy bueno, muy bien logrado es, a su vez, otro elemento generador de tensión en alguna que otra escena y, cómo no, el gran elemento aterrador que es apagar la luz y ver a un ser que sabes perfectamente que no es de este mundo.

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Lo dicho, un filme solvente, con buenos recursos, aunque me esperaba mucho más.

Puntuación: 6/10

Puedes encontrar la película para disfrutarla en casa aquí:

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