30 ago 2016

Qué difícil es ser un dios

 Qué difícil es ser un dios, 2013

El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras.

La dura vida del espectador.

La labor de un crítico es expresar una opinión sobre una película, restaurante, disco de música, obra de teatro, etcétera.

Pero, a veces, la misión de un crítico es evitar que alguien lo pase mal, pierda dinero y tiempo. Esto es lo que pasa con “Que difícil es ser un Dios”.

A los responsables de esta película le respondería que ser espectador también es a veces más difícil que ser un dios, como en este caso.

Si algún espectador cinéfilo con un poco de curiosidad ha visto el tráiler, puede pensar que es una especie de hermana o prima de la brillante “El séptimo sello” de Bergman. Nada más lejos de la realidad.
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“Qué difícil es ser un dios” es un catálogo de escatología. Una película en blanco y negro con un argumento, a priori interesante, pero que no da para las tres horas que dura esta película.

El argumento se puede resumir en un grupo de astronautas que llegan a un planeta en el que sus habitantes viven en la Edad Media y uno de ellos es confundido con un dios, y ya está.

Si ya de por sí la trama no avanza o no da la sensación de avanzar, los diálogos no tienen sentido y los personajes son planos y huecos, hay que sumarle una verdadera exposición de guarradas que van desde excrementos hasta la violencia más injustificada y menos divertida de la historia. Y no, el hecho de estar rodada en blanco y negro no hace que sea más artístico, ni más estético, ni siquiera más original.

Por otro lado, la película está rodada de una forma curiosa o rara, con personajes que hablan o miran directamente a la cámara sin romper la cuarta pared o que ponen algún objeto delante del objetivo, tapando medio plano, y con una gran cantidad de planos secuencias, que quedan lejos del virtuosismo narrativo necesario para que brillen en pantalla. Dejémoslo en que la dirección es “curiosa”.
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La película tiene, por increíble que parezca, cosas salvables, como son su gran fotografía que queda mucho más bella con el uso del blanco y negro, un gran trabajo de ambientación con elaborados y efectivos decorados, vestuario y demás.

Respecto a las interpretaciones, supongo que estarán bien o no porque sencillamente el personaje es un ser despreciable y desagradable que interactúa, y maltrata sobre todo, a otros personajes. Supongo que, si esa era la intención del actor y del director, pues enhorabuena.

Finalmente, en las tres pesadísimas horas que dura esta película y de la que tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no irme de sala, varios espectadores abandonaron la sala y muchos de ellos, antes de salir se preguntaban en voz baja qué hacían ahí.

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Porque muchas veces es muy difícil ser un espectador.

Gerardo Fernández Ramos


Puedes encontrar la película para disfrutarla en casa aquí:

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