Martín (Hache), 1997
Qué guion.
Martín (Hache) es de esas películas que te sobrepasa cuando la ves por primera vez y necesitas un obligado segundo visionado para que puedas reflexionar sobre lo narrado en este maravilloso filme.
Adolfo Aristarain, director de la obra, refleja con gran maestría el universo interno y atormentado de la gran mayoría de los seres humanos. No tendrá florituras o no realiza una dirección de cámara farragosa que enmaraña el potencial que de por sí tiene el guión. En este caso, Aristarain toma la decisión de restarle protagonismo a la cámara, dejándola como una simple espectadora más, atrapando las acciones de los actores, para así mostrar un relato de lo más puro.
Con esta decisión, es verdad que la película no destaca en su fotografía o en una realización sofisticada. Pero, no lo necesita, teniendo el guion que defiende.
Con esto se permite ser un director de actores increíble, permitiéndoles moverse a través del decorado a su antojo, es decir, dándoles libertad absoluta para que transmitan la verdad pura y dura que es el guion de la película. Colocando la cámara en posiciones no arriesgadas y con movimientos muy sutiles que permitan siempre el movimiento interno de escena.
El guion, firmado por el propio Aristarain y Kathy Saavedra, es el gran protagonista de todo esto, es maravilloso. Qué digo, puto maravilloso sería la mejor definición. Podría ser una verborrea incesante de frases petulantes o grandilocuentes que nunca llevan a nada o que incluso dejasen enseñanzas bagas y sin fundamento. Pues, queridos lectores, es todo lo contrario. Este guion, estas líneas, explotan de brillantez. No se puede quitar ni poner comas a esta historia. Es todo tierno y a la vez duro. Es un guion agridulce que te lleva a lugares que tienes escondidos en tu interior o que ni siquiera te has planteando y era necesario que alguien lo hiciese.
Por otro lado, tenemos un cuarteto actoral excesivamente potente, Federico Luppi, Juan Diego Botto, Eusebio Poncela y Cecilia Roth, generan un pequeña familia buenísima. Todo ellos están genial en la película y gracias a su querido director, esta película se convierte por momentos en una película coral, cuando el único protagonista es la propia vida. Las propias vivencias de los seres humanos que caminamos con o sin rumbo por este mundo, donde al final lo único importante es de quién consigues rodearte.
Sin más, os solicito fervientemente que veáis al filme que, aún con sus fallos técnicos, te da una bofetada de realidad y consigue que estés atento a todos sus frames.
Puntuación: 8/10