Que Dios nos perdone, 2016
El cine español se consagra este año con esta película en el
apartado de thrillers.
“Toro” de Kike Maíllo, “Cien años de perdón” de Daniel
Calparsoro, “El hombre de las mil caras” de Alberto Rodríguez, “Tarde para la
ira” de Raúl Arévalo y esta que nos ocupan han dado una gran lección y han
demostrado que en España se pueden hacer thrillers igual de solventes o más que
muchos thrillers americanos, y con menos presupuesto.
Los ingredientes de estas películas son jugar con las mismas bazas que el cine americano, pero en español y crear, de esa forma, historias nuestras, pero exportables a otros países, es decir, universales.
Los ingredientes de estas películas son jugar con las mismas bazas que el cine americano, pero en español y crear, de esa forma, historias nuestras, pero exportables a otros países, es decir, universales.
Madrid. Tórrido verano de 2011. Un 15-M todavía latente y la
celebración del JMJ. Pues en este complicado contexto, Rodrigo Sorogoyen suelta
a un asesino en serie y a dos policías para capturarle.
El joven Sorogoyen ya debutó hace unos años con la pequeña
“Stockholm” y ahora se lanza a rodar algo más grande, más complicado, con más
localizaciones y más presupuesto, y sale airoso apoyado en una gran puesta en
escena y un curioso trabajo de cámara.
La gran baza de la película es su equilibrado guion, escrito
con inteligencia y cuidado, con la información bien dosificada y con unos
personajes bien construidos que huyen del tópico del policía bueno y el policía
malo, aunque tenga ciertos ecos.
Interpretando a estos actores están un fantástico Antonio de
la Torre y un sorprendente Roberto Álamo, el gran acierto de esta película.
Secundando a esta pareja se encuentran José Luis García Pérez, Luis Zahera y
María Ballesteros.
La película intenta huir de los tópicos de thrillers americanos, el ya citado conflicto del poli bueno y el poli malo, pero, además, estar ambientada en verano en vez de en invierno, que evidentemente los personajes no vayan con chaqueta (Salvo Velarde y Sancho), que apenas haya escenas nocturnas, etc. Digamos que la película teme que se la pueda comparar con otros thrillers similares como “Seven” de David Fincher y por ello, intenta no parecerse.
La película intenta huir de los tópicos de thrillers americanos, el ya citado conflicto del poli bueno y el poli malo, pero, además, estar ambientada en verano en vez de en invierno, que evidentemente los personajes no vayan con chaqueta (Salvo Velarde y Sancho), que apenas haya escenas nocturnas, etc. Digamos que la película teme que se la pueda comparar con otros thrillers similares como “Seven” de David Fincher y por ello, intenta no parecerse.
En el apartado técnico, todo es sobresaliente, desde la
calurosa fotografía hasta el montaje pasando por decorados y sobretodo banda
sonora.
Con todo ello, “Que dios nos perdone” es un entretenido
thriller contado con buen ritmo, con grandes actores y equipo, que demuestra
que en España no se hacen malas película, simplemente se hacen demasiadas
comedias, pero cuando se ponen serios pueden competir contra grandes thrillers.
¡Que Dios les bendiga!
8 de 10